Reconozco que me gustaría que el chico malo mandara a hacer puñetas a un imbécil baboso y me detenga cruzándose delante mía con su moto y me diga: Venga, te acompaño a casa, si no esta noche acabaré por pelearme con medio mundo. Que los chicos buenos nunca son perfectos, al menos con estos sabes a qué atenerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario