miércoles, 6 de abril de 2011

Crisálida.

Me he encerrado en una crisálida, no demasiado espaciosa, lo justo, para aovillarme en un rincón y esperar a la primavera. A que el Sol llame a mi puerta y me invite a degustar flores. A no desilusionarme cuando las veo nacer, porque la primavera irrumpe en los árboles, en el verde de sus hojas, en el cielo más azul que nunca, en el Sol que brilla alto y en las sonrisas ajenas. Pero no llega aquí, al corazón de esta mariposa, que cada invierno vuelve a ser oruga porque el frío la vuelve vulnerable. No florecen las flores en mí, y el mundo es tan patéticamente gris.. No saldré de aquí hasta que pueda desplegar mis alas y volar lejos de todo. Me he vaciado. He volcado todo lo que tenía dentro en algún lugar, porque pesaba demasiado y porque me hacía daño. Ahora, para cuando sea de nuevo mariposa, mi equipaje será ligero, porque solo llevaré los brazos abiertos, para recibir las cosas buenas, las mejores.. que aún están por llegar.

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