domingo, 16 de septiembre de 2012

El otoño duró lo que tarda en llegar el invierno.

Y él, gris pálido y taciturno, vendrá con sus maletas, para quedarse.. Para abrirnos a los dos una grieta en el tiempo y dejarnos interrumpirlo con té y besos, estirando esos descuidos en los que el Cosmos nos brinda poder amarnos sin maquillaje hasta que una noche firmemos nuestro vitalicio contrato con pluma estilográfica carnal y saliva a modo de tinta. Y el invierno será la estación en que vivamos el resto de nuestros días..

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